Mientras escribo estas lineas estoy siendo llamado a responder a un católico acerca de este tema, y decidí no sólo responderle sino dejar un artículo que se pueda consultar, con argumentos sólidos acerca de un tema tan relevante. Quizá alguno piense que los apócrifos del Antiguo Testamento (A.T.) no sea algo como para desvelarse, pero al tomarlos en cuenta se puede tener un puñado de doctrinas que sabemos no pueden ser sanas.
Los libros apócrifos del A.T. o deuterocanónicos (del segundo canon), como soslayan otros, no fueron excluidos de la Biblia por orden o recomendación de Lutero, como erróneamente se ha afirmado. De hecho, todo comentario de Lutero al respecto es simplemente efecto de la no aceptación previa, incluso mucho antes de que la iglesia católica se haya instaurado. Pero el tema es de ineterés considerando que en estos libros se destacan una seria de afirmaciones que o bien son exageraciones o en un peor caso, desviaciones a doctrinas fundamentales en la Escritura. Por eso es nuestro deber recalcar el porqué de la no aceptación de estos libros, los cuales son 1 y 2 de Esdras, Tobías, Judith, El descanso de Esther, la Sabiduría de Salomón, Siríaco, (también llamado Eclesiástico), Baruch, La Carta de Jeremías, El Canto de los Tres Jóvenes, Susanna, Bel y el Dragón, los agregados a Daniel, la Oración de Manases, y 1 y 2 de Macabeos.
Uno de los argumentos en contra que tienen los que apoyan estos libros es el hecho de que Jesús nunca los mencionó, un argumento si se quiere fuerte a sabiendas de que Jesús citó de muchos libros del A.T. ¿Por qué no los citaría? Alguien me refirió que el A.T. que Jesús leía contenía estos libros, pero si así fuere habría más razón de que los citara, pero nunca lo hizo.

El Testimonio de Jesús acerca de los libros del A.T.

Nuestro Señor Jesús habló muchas veces de los libros del A.T., pero nunca citó alguno de éstos. Y más interesante es el hecho de que Jesús hablara del A.T. en su conjunto tal como lo hacían los hebreos. Una muestra de esto está en Lc. 24:44 donde dice: “Estas son las palabras que os hablé estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos.”
Aquí Jesús menciona la Biblia hebrea: la Ley de Moisés, los Profetas y los Salmos. Si usted quiere creer en la Biblia debe tomar muy seriamente estas afirmaciones. Pero hay más: ¿Qué ocurriría si Jesús sólo aceptara los libros del A.T. desde Génesis hasta Malaquías? Si esto fuere así es obvio que los deuterocanónicos o apócrifos no tendrían cabida en la Biblia (como de hecho ocurre con las Biblias protestantes), y la iglesia católica debería excluir estos libros de su Biblia. Pero quizá para sorpresa de muchos Jesús sí veía el A.T. como las iglesias protestantes: desde Génesis hasta Malaquías. Lea conmigo:
“… desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías…” (Lc. 11:51)

¿Leyó bien? Desde Abel (Génesis) hasta Zacarías, ¡los extremos de la Biblia para Jesús! En el canon hebreo el libro de Génesis era el primer libro, y el último era 2Crónicas, donde se relata la muerte de Zacarías (2Cr 24:21), que en nuestras Biblias equivale a desde Génesis hasta Malaquías. Tal es la apreciación del teólogo Charles Ryrie en su “Teología Básica”, que dice:
“Aquí el Señor afirmó algo definitivo tocante a la extensión del canon del Antiguo Testamento que El aceptaba. Al condenar a los líderes del pueblo judío por matar a los mensajeros de Dios a través de su historia, El los acusó de ser culpables de derramar la sangre de todos los justos desde Abel hasta Zacarías. Ahora bien, el homicidio de Abel se narra en Génesis 4, y el de Zacarías en 2 Crónicas 24, que fue el último libro en el arreglo del canon hebreo (como Malaquías lo es en nuestro arreglo). Así que el Señor estaba diciendo: “Desde el primer homicidio registrado en el Antiguo Testamento hasta el último”. Ahora bien, por supuesto que hubo otros homicidios de mensajeros de Dios que se relatan en los libros apócrifos, pero el Señor no los tomó en cuenta. Evidentemente El no consideraba que los apócrifos tuviesen igual autoridad que los libros de Génesis a 2 Crónicas.”

Esto da por sentado que no hay posibilidad alguna de incluir estos libros que la iglesia católica apoya.

¿Haríamos caso a los judíos?

Pero, dado que los argumentos expuestos radican en que fueron los judíos quienes nunca los aceptaron, alguno podría decir que éstos se podrían equivocar respecto a los libros del mismo modo como se equivocaron con Jesús. ¿Es posible? No. Tendríamos que suponer con esto que Jesús también se equivocó, lo cual es imposible. Pero surge la pregunta: ¿podrían tener razón los judíos acerca de los libros? ¿A quién obedeceríamos luego de tanta historia, al catolicismo o a los hebreos? Para responder a ello dejémos que la Biblia nos hable:
“¿Qué ventaja tiene, pues, el judío?… De mucho, en todos los aspectos. Primero, ciertamente, porque les ha sido confiada la palabra de Dios.” (Rom. 3:2)

¡Esta es la piedra de tranca!
¿Cuál es la escritura correcta? ¿Debemos incluir los apócrifos? La respuesta es clara como el agua: si los judíos la tomaron debemos incluirlos, porque a ellos de les confió. El problema es que no los tomaban en cuenta en lo que era La Escritura. No dudo que estos libros hayan sido de consulta por algún valor histórico o referencial, pero no hay duda de que no formaban parte de los libros sagrados para los hebreos. Eso debe reconocerlo cualquier católico, aun pese a lo que en vano enseña la iglesia católica. En esto también piensa Charles Hodge en su “Teología Sistemática” al afirmar:
“¿Qué libros tienen derecho a un lugar en el canon, o regla de fe y práctica? Los romanistas responden a la pregunta diciendo que todos aquellos que la Iglesia ha decidido que son divinos en su origen, y ningunos otros, deben ser recibidos como tales. Los protestantes replican diciendo que por lo que al Nuevo Testamento respecta, sólo aquellos libros que Cristo y sus Apóstoles reconocieron como la Palabra Escrita de Dios tienen derecho a ser considerados canónicos.”

La diferencia es clara: en el catolicismo se le da valor a la opinión de la Iglesia (católica, por supuesto), es decir, lo que a ellos les parece. En cambio nosotros lo hacemos según Jesús y los apóstoles, como ya se ha visto. Así que, respetamos el deseo de cada quién de tomar estos libros apócrifos y basar su doctrina en ellos, pero siquiera Jesús lo hizo, ni los apóstoles, ¿lo haré yo?

¿La septuaginta? ¿Y qué?

Algunos católicos suelen apelar a la septuaginta para intentar mostrar la validez de los apócrifos, alegando que si fueron traducidos es porque los judíos los consideraban canónicos. Pero, que sean traducidos no le confieren carácter de canonicidad.
Para los que no saben, la septuaginta es la traducción al griego de las escrituras hebreas, y no solamente los libros canónicos sino otros de gran valor cultural. EL motivo de hacer tal traducción fue el de compilar en una biblioteca las más resaltantes escrituras de los judíos.
Pedro Puigvert compiló un libro sobre hermenéutica llamado “Cómo llegó la Biblia hasta nosotros”. Allí cuenta lo siguiente:
«La versión de los setenta fue una edición compuesta por motivos culturales, no religiosos. Tolomeo II Filadelfo quería reunir en la famosa biblioteca de Alejandría la sabiduría de todo el mundo antiguo y mandó ordenar la traducción al griego de todos los libros existentes en hebreo o escritos por los hebreos, de modo que pudiera disponer de todo el acervo cultural judío.»
Así que, de haber estado en la septuaginta no equivale a nada, ello no le coloca el estatus de canónico, por lo que repito: Si era canónico, ¿por qué Jesús no lo citó como escritura inspirada? De hecho, muchos padres de la iglesia los tacharon y condenaron, aunque su lectura fuere popular, importando poco que hubieren sido traducidos en la septuaginta.

Un Hecho Significativo: El Porqué

Es bien sabido que la canonicidad no se otorga por aparecer o no en el Nuevo Testamento, porque ya sabemos que fue a los judíos a los que se les dio las Escrituras y fueron ellos quienes no las incluyeron, y en base a esto enseñó Jesús. Sin embargo, algunos quizá discrepen por el hecho de que hay autores del NT que citaron estos libros, como por ejemplo el escritor de Hebreos en 11:35 que cita 2Macabeos. Hay un libro denominado “Respuestas a las Sectas” escrito por Norman Geisler y Ron Rhodes, donde hablan destacan este punto:
“El hecho de que en el Nuevo Testamento a menudo tome citas del Antiguo Testamento griego (la Septuaginta) de ninguna manera prueba que los libros apócrifos contenidos en manuscritos griegos del Antiguo Testamento sean inspirados.”

Y esto es una gran verdad. De hecho, aun la Iglesia católica rechaza el libro de Enoc, el cual es citado en Judas 14-15. Y eso no es todo: Pablo cita a poetas griegos en sus cartas (Hch, 17:28, Tit 1:12, 1Cor 15:33), y todos sabemos que tales libros de estos poetas no están inspirados. Conclusión: el citarlos por parte de los apóstoles tampoco garantiza que deban ser incluidos en el canon.
Bendiciones.
por Juan Valles |


Estaba a 4000 pies de altura en un aeroplano sin motor impulsado por el viento en la Costa Central de California. Una firme y clara exhortación vino a mis oídos de parte de Gary, Mi Instructor de Vuelo. Yo había estado haciendo las cosas a mi manera y no había seguido sus instrucciones. Había tomado en mi mano el instrumento que el instructor usa en caso que los novatos olviden lo que tienen que hacer. Gary me confrontó con la expresión. “No pelees conmigo”
Sorprendido y en shock al oír sus palabra rápidamente solté el instrumento.  Y él me dijo: “Intentemos otra vez, Adelante es abajo. Atrás es Subir, Izquierda es Izquierda y derecha es derecha. Con lentitud puse mi mano sobre el instrumento sosteniéndolo con toda mi mano y cuando lo hice, volví a escuchar las mismas palabras: “No Pelees conmigo.”
Gary me explico que hacer menos es más cuando tú cabalgas sobre el aire con uno de esos aeroplanos.  “Gentilmente mantenga la nariz de la nave arriba y la cabeza hacia esa montaña”, me dijo la voz detrás de mi. “Gentilmente”
A la tercera y última vez (Gracias a Dios) Asumí el control del pequeño aeroplano con mi pulgar y dedo índice sosteniendo el instrumento. Por los próximos 15 minutos cabalgue sobre los aires.  Gary me siguió diciendo adonde conducir el aeroplano  mientras las alas del aeroplano sin motor flotaba hacía diferentes puntos del horizonte.
Y eso fue algo maravilloso.


Cuando alguien le dice a una persona “No pelees conmigo” o “No luches con eso” es porque algo no esta en el camino correcto. Imagínese a un doctor tratando de sacar una espina del brazo de un niño con una aguja  o una madre tratando de sacar una espina del dedo de la hija. “No pelees conmigo” significa sufrimiento, inconformidad que son necesarias para que cosas positivas puedan ocurrir.
Cuantas veces estamos peleando con Dios porque algunas cosas parecen dolorosas y olvidamos que Dios está removiendo la espina de nuestra alma. Nos retorcemos y Dios tiene que decirnos con voz firme. “No luches conmigo”
Que quiere decirnos Dios con esa expresión?:
•    No pelees con mis propósitos en tus circunstancias..
•  No Pelees el crecimiento que quiero darte.
•    No luches con mi providencia en tu vida.
•    No pelees mi Autoridad en medio de tus expectativas..
•    No pelees con mi voz cuando te pido ir contra tus sentimientos.
•  No pelees cuando te pida que te rindas en este proceso.
•    No Pelees cuando mi mano toca tu vida..
•    No pelees con mi voz..
•    No pelees con el  hombre nuevo o la mujer nueva que yo estoy haciendo.
Qué está diciendo el Espíritu Santo a la Generación actual del Pueblo de Dios que esta enfrentado los desafíos económicos, culturales, relacionales, emocionales y Espirituales?
Qué me está Diciendo a mi y a ti?  

¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es el Señor, el cual creó los confines de la tierra? 
 No desfallece ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance.
Él da esfuerzo al cansado y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.
Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen;  mas los que esperan en el Señor 
  tendrán nuevas fuerzas, levantarán alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán.
Esta promesa está dirigida al pueblo de Dios en medio de tiempos de desafío, cuando pareciera que se está experimentando el infierno en la tierra o como cuando se siente uno cautivo en tierras extrañas o lejos de casa y no viendo el futuro claro.


• Cuando tus decisiones parecen ser desafiadas.
• Cuando tu carácter parece ser confrontado.
• Cuando tu habilidad para permanecer como un creyente en Dios es desafiada.
• Cuando tu conexión con Dios parece estar bajo ataque.
• Cuando tu Fortaleza emocional parece estar en decaimiento.
• Cuando  has sido llamado en medio del infierno para levantar el ambiente.
• Cuando eres desafiado a entrar en otra dimensión.
En medio de la desilusión y la incertidumbre de los tiempos, todos necesitamos hacer ajustes. El principal ajuste es cómo estoy procesando lo que me está ocurriendo a mi personalmente y descubrir el más amplio contexto que le de significado a mi vida en medio de esos desafíos.

Entonces allí necesitamos estar alineados, balanceados y ajustado para volar por encima de los vientos contrarios, si no lo hacemos perderemos altitud, caeremos de los cielos y sucumbiremos en las gravedades de la vida en esta tierra.
Esto es lo que Dios está diciendo a ti que lees estas palabras:
• Tú puedes decidir volar en medio de estos vientos.
• Recuerda quien soy yo.
• Llámame
.
• Escúchame
. 
• Espera la Palabra que tengo para ti.
. 
• Recibe esa Palabra
.
• Déjame hacer ajustes en tu vida para que puedas volar sobre estas circunstancias.
• Haz los ajustes que te diré que hagas.
. 
• Yo te estabilizaré, te fortaleceré y te afirmaré para que puedas levantarte por encima de estos vientos severos.
No mucha gente te invita a volar directamente dentro de las tormentas de la vida.  Cuando nosotros decimos Si a los propósitos de Dios es importante recordar que a la vez estamos diciendo No al mismo tiempo. Si decimos Si a Dios, a la vez estamos diciendo No al impulso propio, a la Cultura, a la Auto Complacencia o al mal.
En esto pensemos  Quién es el jefe realmente?
Quién nos está llamando?
Quién está en Control?
Recordemos que algunas veces el Instructor de Vuelo nos dirá estas palabras: “No Pelees Conmigo.”
Kenny Luck .



“El vino es escarnecedor, la sidra alborotadora; ninguno que por su causa yerre es sabio” (Proverbios 20:1).
Esta nación rápidamente se esta convirtiendo en una sociedad empapada por muchos ciudadanos intoxicados. Ahora mismo, el alcohol es el becerro dorado moderno, y millones de personas, jóvenes y viejas, masculinas y femeninas, han sido seducidos por esto.
El abstemio, los prohibicionistas y todos aquellos que por años han peleado contra esta inundación de bebidas han sido burlados hasta que dejaron de existir. Nos reímos para escarnecer a las pequeñas damas anticuadas que salían a quebrar los barriles de whisky y cerraban barras y lugares parecidos, y hacían votos de abstinencia.
Nosotros los liberados modernos, hemos convertido la bebida en algo popular. Ahora se considera sofisticado, urbano, y en onda beber socialmente. Trate de decirle “No” a la azafata del avión que te empuja la bebida desde que abordas hasta que desbordas del avión. “¿Qué quieres decir, no bebidas?” Ella te mira como si fueras algún loco por rechazar una bebida gratis.
En la actualidad, la gente se ofende cuando rechazas una oferta de bebida complementaria. Ellos tratan de hacerte sentir impropio porque no te unes a ellos, o que estas poniendo una actitud “mas santa que los demás.” Ni el Presidente Carter pudo sacar las bebidas de la Casa Blanca.
“No estés con los bebedores de vino,…” (Prov. 23:20).
Para mí, la verdadera tragedia es que muchos que se llaman “Cristianos” ahora están bebiendo. Yo les llamo “santos que sorben,” porque así es como todo comienza – un sorbo a la vez.
Una encuesta reciente reveló que el 81% de todos los Católicos ahora beben y un 64% de todos los Protestantes. Estas sorprendentes cifras siguen aumentando cada mes. La actitud permisiva hacia la bebida social esta invadiendo progresivamente los círculos conservativos de la iglesia evangélica.
He hablado en convenciones carismáticas donde miles de santos de Dios “llenos del Espíritu” levantaban sus manos en alabanza y adoración a Dios – y después de ser despedidos, un tropel de ellos salen al estacionamiento, abren el baúl de los autos y sacan cervezas en paquetes de media docena y los pasan a sus compañeros feligreses. Otros piden bebidas mezcladas con sus comidas en restaurantes, entre las secciones de alabanza. Ellos regresan a hablar con “lenguas picadas.”
“En sus banquetes hay arpas, vihuelas, tamboriles, flautas y vino, pero no miran la obra de Jehová, ni consideran la obra de sus manos.” (Isaías 5:12).
El profeta Isaías tiene un mensaje para todo el movimiento carismático – tanto en los círculos Católicos como en los Protestantes.
“Por tanto, mi pueblo es llevado cautivo, porque no tiene conocimiento,... Pero Jehová de los ejércitos será exaltado en juicio; el Dios Santo será santificado con justicia.” (Isaías 5:13-16).
El profeta Óseas dijo, “Fornicación, vino y mosto quitan el juicio.” (Óseas 4:11). Esto sugiere que los santos que sorben tienen los corazones divididos.
Las personas llenas del Espíritu reclaman que son “reyes y sacerdotes” al Señor. La Biblia declara enfáticamente, “...no es digno de reyes beber vino, ni de príncipes darse a la sidra; pues quizá bebiendo olviden la Ley...” (Prov. 31:4-5).
El escritor de Proverbios sugiere que cristianos vencedores y felices no necesitan vino, eso es solo para los deprimidos y moribundos.
“Dad la sidra al desfallecido y el vino al de ánimo amargado:..” (Prov. 31:6).
Una refinada dama cristiana me escribió diciendo: “Somos buenos cristianos que asistimos a la iglesia. Amamos al Señor y no vemos nada malo en servir vino en nuestro hogar. Bebemos moderadamente y nuestros hijos están aprendiendo a beber bajo nuestra supervisión. Ellos no se exceden. Nunca hemos visto a nadie borracho en nuestro hogar.
“Usted simplemente esta tratando de hacernos sentir culpables y esta empujando su moral fundamentalista sobre nosotros. Nosotros no fuimos criados bajo los tabúes legalistas como evidentemente lo fue usted. ¡Francamente, señor, nuestro hábito de bebidas no es asunto suyo!”
Dios bendiga a esa querida dama – pero uno de estos días será asunto mío. Comienza a ser asunto mío cuando esos adolescentes salen con sus amigos y se emborrachan.
Justo hoy, una de mis estudiantes, una alcohólica convertida, me contó como ella se volvió una borracha. Sus padres la enseñaron a beber moderadamente. En fiestas, cumpleaños y cuando llegaba visita, todos participaban de una bebida social. La servían con la comida. Ella admiraba y amaba a sus padres. Ellos despreciaban la borrachera, sin embargo, tenían un bar en la casa.
Esta jovencita comenzó a ir a fiestas de adolescentes y comenzó a beber socialmente con su grupo. Eso la llevo a beber en clubes. Pronto se estaba emborrachando en camionetas estacionadas. Finalmente, cuando los problemas se le amontonaban, ella comenzó a depender excesivamente del vino. Termino en una institución mental, una alcohólica intransigente.Esa misma historia me la repiten una y otra vez de costa a costa. Cuántas veces la he escuchado, “Yo consideraban a mis padres cristianos. Ellos iban a la iglesia. Pero siempre servíamos vino o cerveza en casa. Mi hermano mayor bebía moderadamente y él era mi héroe. Yo bebía para ser como mis padres y como mi hermano mayor, pero no podía controlarlo. Pero ellos me hacían pensar que beber es algo que toda gente buena hace.”

¿Tengo algún prejuicio? ¿Tengo la mente cerrada? ¡Por supuesto, que sí! Y tengo razón para serlo. Mi propio hermano, hijo de un ministro comenzó a beber cerveza moderadamente – solo para ser sociable con sus amigos. Terminó un bebedor, dejó a su esposa y sus bellos hijos para seguir el vicio. Gracias a Dios que esta salvo hoy y regresó con su familia.
Pero yo envié a mi hermano Jerry con un equipo de convertidos a Europa a testificar de lo que Cristo hizo libertándolo del poder del alcohol. Los cristianos en Europa se regocijaron en los testimonios de liberación de las drogas y la prostitución – pero ellos no quisieron escuchar una palabra de la liberación de Jerry del alcohol. ¿Por qué? Porque los cristianos europeos tragan vino y cerveza como agua. Eso rompió mi corazón.
He escuchado todas las excusas por la bebida entre los cristianos en Europa – y no puedo aceptar ninguna de ellas. Culpan el agua impura. Dicen que es parte de su cultura y costumbres. Ellos beben “porque siempre lo han hecho.”
Cuán profundamente ofendidos estuvieron los pastores en Paris, Francia, cuando me negué a tomar su vino. ¡Misioneros americanos, quienes adoptaron las costumbres europeas, me dijeron que debo hacer “como hacen los parisienses, mientras este en Paris!” Sin embargo, cuán profundamente herido estaba yo cuando algunos de estos mismos ministros estaban tan borrachos que se no podían mantener despiertos durante mi cruzada.
Existe un nivel alarmante de alcoholismo y bebidas fuertes en círculos cristianos en Europa. ¡Ellos se emborrachan! ¡Ellos no son moderados! Ningunas de sus excusas sirven. Y que falsedad en los cristianos Americanos que beben “solo en Europa.” ¡Ellos no tocan una gota aquí en los Estados, pero ellos creen que es “gracioso” unirse con los hermanos allí y sorber unos cuantos!
¡Estoy profundamente ofendido por cristianos que beben por el terrible ejemplo que les da a la gente joven! Esta nación ahora esta enfrentando una plaga de bebida entre los adolescentes. Las dos palabras más populares en la escuela hoy son “navegar y tomar.” La borrachera se esta extendiendo en nuestras escuelas como reguero de pólvora fuera de control. Los muchachos me dicen que como el 80% de su clase no solo bebe, sino que se emborrachan hasta caer. Estamos enfrentando más de un posible millón de jóvenes alcohólicos el año que viene.
He estado ayudando a drogadictos por 20 años. Pero esta furia de bebidas que ahora esta barriendo nuestra nación me asusta. ¡Ellos beben ahora porque piensan que el alcohol no les hará el efecto que las drogas! La bebida ahora es la “droga liquida” de preferencia.
Dondequiera que ves a los adolescentes emborrachándose, ellos dicen – “Ningún policía, ningún pariente, ningún político nos puede molestar – porque todos ellos lo están haciendo también. ¡Finalmente encontramos algo que no nos pondrá detrás de las rejas!”
No quiero involucrarme en el antiguo argumento de la Biblia y el vino fermentado comparado con el jugo de uva. Pero mientras más veo a estos jóvenes, explotados y quebrantados – más convencido estoy que Jesús no se mofó de esa muchedumbre en la fiesta de bodas en Canaán con la misma cosa que está destruyendo a nuestra juventud hoy en día.¡Cristo vino a cumplir la ley! La ley dice, “el vino es escarnecedor... ninguno que por su causa yerre es sabio” ¿Estaba Cristo engañado? ¿Serviría él una bebida que llevaría al hombre a salir borracho de la fiesta a calentar a su esposa? Y en la corte le preguntarían a ese hombre, “¿Cómo llego a estar tan borracho?” Y el hombre culpado contestaría, Estuve en un banquete de bodas y Jesús de Nazaret sirvió una bebida fuerte. Él me emborrachó.”

Yo no puedo concebir que Jesús burlara a esa muchedumbre y serviría una bebida que pudiera ser abusada si se tomaba sin moderación. Yo creo que el elixir que Jesús sirvió fue el jugo puro de la viña – ¡un ponche sobrenatural tan lleno de la verdadera mezcla de la naturaleza, que era único y un cambio aceptado! ¿Añadiría Jesús alcohol al contenido de Su bebida sobrenatural y hacerle “picar” cuando la ley dice – “No mires al vino cuando rojea, cuando resplandece su color en la copa, se entra suavemente…” (Proverbios 23:31)?
Eso fue escrito por un rey que “se había entregado al vino” (Ec. 2:3). Y Cristo, nunca, nunca les hubiese dado vino a sus invitados que fuera intoxicante. Pablo también conocía la ley. Él reverenciaba la sabiduría de Salomón. ¡El jugo puro de la uva es bueno para la salud! Es nutritivo. Pero el vino fermentado ya no es nutritivo, según un doctor amigo mío quien es bien leído sobre el tema. ¿Cómo Pablo podía recomendar bebida alcohólica cuando la ley que él respetaba advertía, “…no estés con los bebedores de vino…”?
Pero el verdadero asunto no es si el Nuevo Testamento se refiere a vino fermentado o al jugo de uva. El verdadero asunto es el abuso tan prevalente en la actualidad. Salomón tuvo tres mil esposas. En un tiempo, Moisés permitió el divorcio. ¡Dios guiño! Pero Dios no guiña cuando sus leyes son tan pervertidas y abusadas. Mira hasta donde nos ha llevado nuestro permisivo: a los llamados clubes cristianos, donde aparece la cerveza y baile a música cristiana. “Cristianos” que ‘rockean’ y beben. “…si acaso beben y olvidan la ley...”
Estamos olvidando las leyes de Dios, las mismas leyes que Jesús dijo que él vino a cumplir. Ahora permitimos que un sacerdote lesbiano sea ordenado en la iglesia Episcopal. Los homosexuales no solo hacen alarde de sus pecados, ellos audazmente buscan reconocimiento y el poder en la iglesia.
Existe un millón de divorcios este año. Diez millones de niños son victimas de hogares rotos. Existe baile desnudo en algunos santuarios de iglesias. Ministros liberales se mofan de los estándares bíblicos pasados de moda. Ellos ahora les dicen a nuestros hijos, “La masturbación es un regalo de Dios para aliviar tus tensiones.”
Y el desorden de todos, algunas de nuestras agencias de iglesias han estado sirviendo como frente para anarquistas comunistas y contra Dios quienes buscan destruir la democracia – usando el dinero de misiones de la iglesia para involucrarse en actos de violencia secretos.
Los cristianos, ¿beben por ignorancia? ¿Es que nadie los ha retado con la Palabra de Dios? ¿Es que estos nuevos convertidos del movimiento Jesús beben para demostrar que son liberados y no están bajo la ley?
Una joven, miembro de una comuna de amor cristiano, me escribió recientemente y dijo, “Claro, todos bebemos. ¡Jesús lo hizo, Pablo también! La Biblia no esta en contra de eso. Nuestros líderes beben moderadamente. Ellos son buenos maestros Bíblicos y viajan, hablando en reuniones de jóvenes.” Si – y por cierto yo sé que algunos de ellos fuman también. Ellos mezclan a Jesús con su música de rock pesada, y solo Dios sabe donde termina su compromiso.
Ellos parecen creer que con tan solo añadir la palabra “Jesús” a cualquier cosa lo santifica y lo arregla todo. Tu dirás – “¡No juzgues, David! ¿Y la viga en tu propio ojo?” No soy el juez de nadie. No me he colocado como algún vocero de algún grupo. Pero Pablo dijo, “Nosotros juzgamos los de dentro – Dios juzga a los de fuera.” ¡Es tiempo que llamemos a juicio! ¡Es tiempo que todos los cristianos bebedores sean retados! Es tiempo que el Espíritu Santo exponga la actitud disoluta, descuidada y “todo vale.” Si es malo que mis alcohólicos, drogadictos y prostitutas convertidos beban, aun moderadamente, entonces es mortalmente mal que cristianos maduros beban y les den un ejemplo pobre a ellos.
Y me siento muy cansado y espiritualmente indignado cuando los cristianos bebedores vuelven con – “Ah, tú eres un fundamentalista, atado a la ley, un moral bonachón. Nosotros los cristianos liberados estamos libres en Cristo. No estamos bajo la ley. No seremos atado por tus ataques a nuestra libertad.”
Eso ofende todo lo que en mi anhela devoción y santidad. Eso ofende a todo joven convertido a quien Dios ha convencido de hábitos pasados de bebida. Y la Biblia dice – “Y cualquiera que haga tropezar a algunos de estos pequeños que creen en mi, mejor fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar. ¡Ay del mundo por los tropiezos! porque es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo! (Mateo 18:6-7).
Me niego a dejarme vencer por las crecientes presiones de mundanalidad – ¡disfrazada de libertad espiritual! ¿Qué nos ha pasado, santos de Dios – cuando nos podemos sentar libremente sin reprender la rápidamente podrida moral en la casa de Dios?
Yo creo en la gracia libre, pero no en el libertinaje. Yo creo en la impuesta rectitud de Cristo, por fe. Pero también creo que la santidad de Dios exige que nosotros “no toquemos lo inmundo.”
También creo que los ministros que fuman no están siendo honestos con Dios. Estos “profetas que resoplan” se niegan a practicar lo que predican. Y los ministros que beben son un reproche al nombre y poder de Dios.
No es un esfuerzo condenar a los verdaderos ministros del evangelio. Pero, nosotros como ministros y padres, ¿cómo podemos pedirles a nuestros hijos que dejen las drogas y el alcohol, si nosotros no limpiamos nuestras propias vidas – y somos un ejemplo de Cristo?
A veces, solo por un momento fugaz, pienso en mi mismo, “A lo mejor yo soy el equivocado. A lo mejor estos nuevos cristianos que ‘rockean’, fuman, beben y quienes vuelven a sus lugares favoritos a cantar, a entretenerse y a actuar – a lo mejor ellos han visto algo en Dios que yo aun no he visto. Quizás todos estos cambios rápidos no son compromiso, sino una señal de madurez y crecimiento. Quizás soy muy anticuado – demasiado fuera de las cosas para no reconocer alguna cosa nueva que Dios esta haciendo.”
Pero entonces comienzo a comparar los sonidos bulliciosos de su música con las viejas canciones como “La Vieja Cruz,” y “Santo, Santo, Santo.” ¡Entonces quiero llorar! Los veo volver a esos clubes llenos de humo para entretener a la borracha multitud con la farsa de que llevan a Jesús con ellos, y entonces los comparo con todos los millones del pueblo de Dios a través de los siglos desde los mártires hasta los adictos y miembros de gangas convertidos de hoy, quienes dejaron el mundo y todas sus asociaciones para tomar el reproche de Cristo. Comienzo a gemir por esos cristianos comprometidos. Yo sé que no estoy equivocado.
Por favor, ¡no te enojes conmigo! Si tú eres uno de los santos que beben a sorbos – no permitas que tu herida o rabia te roben de la verdad. Si te sientes molesto con este mensaje de separación – probablemente es porque Dios ya te ha convencido – y ahora él quiere que disfrutes de completa libertad.
Ora para que Dios lo ponga en el corazón de ministros por toda la nación – para tomar una posición audaz en sus pulpitos contra esta insidiosa tendencia.
¡Ora por nuestros adolescentes! Las presiones en ellos para que beban con los demás esta empeorando diariamente. Ellos necesitan ser animados a tomar su posición y resistir, a no ser que sean arrastrados por este torbellino de borrachera.
Aunque no te sientas “convencido” – ¡abstente por la sencilla y poderosa razón de poner un ejemplo ante la juventud!“¿Para quién será el ay? ¿Para quién el dolor? ¿Para quién las rencillas? ¿Para quién las quejas? ¿Para quién las heridas en balde? ¿Para quién lo amoratado de los ojos? Para los que se detienen mucho en el vino, para los que van buscando la mistura. No mires al vino cuando rojea, cuando resplandece su color en la copa. Se entra suavemente; mas al fin como serpiente morderá, y como áspid dará dolor. Tus ojos mirarán cosas extrañas, y tu corazón hablará perversidades.” (Proverbios 23:29-33).


Por David Wilkerson





Ahora os hago saber, hermanos, el evangelio que os prediqué, el cual también recibisteis, en el cual también estáis firmes… 1 Corintios 15:1

En los últimos años, varias obras y conferencias han sido publicadas y organizadas, tratando de definir lo que es el evangelio. Es interesante que una buena parte de las mismas están orientadas al liderazgo de la Iglesia. Creo que vale la pena preguntar a qué se debe que dos mil años después de la muerte de nuestro Señor Jesucristo, se haga necesario volver a definir el evangelio.
¿Es posible que 20 siglos de predicación acerca de la obra redentora de Cristo no hayan sido suficientes para esclarecer y fortalecer el concepto de lo que es el evangelio? Creo que la respuesta radica en que en la medida en que las generaciones se han centrado cada vez más en el hombre, en esa misma medida, han ido perdiendo de vista que el evangelio no es acerca del hombre en primer lugar, sino acerca de la obra de Dios en la persona de Jesús, la cual trae de manera secundaria beneficio a la humanidad.
El apóstol Pablo claramente establece lo central del Evangelio en 1 Corintios, en 15:1-4: “Ahora os hago saber, hermanos, el evangelio que os prediqué, el cual también recibisteis, en el cual también estáis firmes, por el cual también sois salvos, si retenéis la palabra que os prediqué, a no ser que hayáis creído en vano. Porque yo os entregué en primer lugar lo mismo que recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; 4que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras”.
Los dos eventos centrales del evangelio están enunciados aquí en este texto:
  1. La cruz de Cristo: “que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras”
  2. La resurrección de Cristo: “…que resucitó al tercer día conforme a las Escrituras”
Esos dos grandes eventos actúan como dos portalibros que encierran todo el mensaje del evangelio.
No podemos olvidar que la palabra evangelio, en su sentido original, supone un mensaje de buenas nuevas, buenas noticias, que produce gozo y que tenía un sentido de victoria, según las mejores fuentes del léxico griego. Veamos, entonces, la muerte de Cristo, y hagámonos la pregunta: ¿De qué manera la muerte del Hijo de Dios, la segunda persona de la Trinidad, resulta en buenas nuevas para mí?
Las buenas noticias de la muerte de Jesús
Hasta la venida de Cristo, la gran mayoría del pueblo hebreo había entendido que la forma de obtener salvación era vía el cumplimiento de las obras de la ley. Por cientos de años, el judío había vivido tratando, infructuosamente, de cumplir esa ley para sentir su alma apaciguada y su culpa removida, sin poder lograrlo. Esta era la mala noticia para el hombre, que después de cientos de años, y de millones de personas tratar de complacer a Dios, aún no habían podido lograrlo.
Romanos 3:20-26 nos da una idea de cómo el mensaje de Cristo comienza a cambiar esa realidad, resultando en una buena noticia. El v. 21 nos dice que “…ahora, aparte de la ley, la justicia de Dios ha sido manifestada, atestiguada por la ley y los profetas”. ¿Por qué ahora y no antes? Ahora que Cristo ha venido, algo distinto ha ocurrido. La palabra ahí traducida como justicia implica, entre otras cosas, un estatus delante de Dios, alcanzado después de haber sido declarado justo, sin serlo, simplemente porque el juez me ha declarado sin culpa. Al mismo tiempo, la palabra justicia tiene que ver con la rectitud moral y perfecta de Dios. Esa revelación no vino por medio de la ley, sino por medio de la persona de Jesucristo, y eso es lo que este mensaje del evangelio proclama. Que esa rectitud moral perfecta, necesaria para entrar al reino de los cielos, y que no estaba disponible, o que no era alcanzable por medio de la ley, es ahora alcanzable, aparte de la ley, a través de la persona de Jesús. Para entrar al reino de los cielos, Dios requiere una santidad perfecta, absoluta, la cual el hombre jamás podría obtener por sus propios esfuerzos, ya que aún sus mejores obras son como trapos de inmundicia (Is. 64:6)
Ahora el hombre puede alcanzar la justicia (santidad absoluta) de Dios, no a través de su propio esfuerzo, ni a través de las obras de la ley, si no a través de la fe puesta en Jesucristo. De tal forma que el evangelio me brinda esperanza y una esperanza que no depende de mí y de mi obrar, sino de la obra del mismo Dios en la persona de Su Hijo, para mi beneficio. La realidad es que nuestras obras finitas y manchadas continuamente por el pecado, jamás pueden satisfacer la justicia divina de Dios. De tal forma que las buenas nuevas del mensaje de Dios tienen que ver en gran medida con la forma como nosotros hemos sido justificados ante Dios de una manera gratuita… por la gracia de Dios dada a nosotros en la persona de Jesús. Jesús tomó mis pecados y me dio su santidad perfecta que me permite entrar a la presencia de Dios.

Las buenas noticias de la resurrección del Hijo

Decíamos al principio que Pablo en 1 Corintios 15 nos resume los dos eventos centrales del evangelio: la crucifixión de Cristo y su resurrección. Ya vimos parte de lo que significa para nosotros la cruz de Cristo. Siguiendo a esto, la resurrección de Cristo es el amén del Padre al sacrificio perfecto que Cristo llevó a cabo tres días antes, y es lo que sella toda la obra redentora de nuestro Señor; la resurrección es nuestro grito de victoria. Y eso es lo que a nosotros nos termina de completar realmente el gozo que el mensaje del evangelio trae a nosotros.
La resurrección es lo que hace todo posible; tanto es así que Pablo dice en 1 Corintios 15:17-19 que “…si Cristo no ha resucitado, nuestra fe es falsa; todavía estáis en vuestros pecados entonces también los que han dormido en Cristo han perecido. Si hemos esperado en Cristo para esta vida solamente, somos, de todos los hombres, los mas dignos de lástima”. Sin resurrección, la cruz pierde todo su sentido, su valor y su significado. El día que Cristo resucitó, en ese domingo en la mañana, hubo gozo en el cielo y hubo gozo en la tierra. En la cruz cuando Cristo pronuncia sus últimas palabras TETELESTAI, “consumado es”, con esto, estaba diciendo: “mi obra redentora ha quedado cumplida al dedillo, a cabalidad, perfectamente; no hay nada más que hacer; los poderes de las tinieblas han sido desarmados (Col. 2:14-15) . El domingo de resurrección, el grito de victoria fue lanzado. Y el Padre dijo desde los cielos: ¡AMEN!
Este es el evangelio: el mensaje de redención, llevado a cabo en la cruz. Donde Dios Padre crucificó a su Hijo, y este derramó su sangre, para el perdón eterno de nuestros pecados, con lo cual el Hijo satisfacía completamente, de una vez y para siempre, la justicia perfecta de Dios. Aplacando así Su ira contra el pecador, y poniendo fin a la enemistad entre Dios y el hombre. Dios hizo esto imputando mis pecados a su Hijo y cargando a mi cuenta la santidad de Cristo, lo cual aseguró mi estatus de no culpable ante el Padre. Todo esto acompañado de las garantías absolutas de las promesas de Dios, incluyendo vida eterna y la herencia de su reino.
Para terminar, vale notar que Pablo es muy cuidadoso al certificar que el evangelio que él ha estado pasando a otros en nada difiere del evangelio que él recibió. Y esto es de particular importancia si recordamos que Pablo recibió ese evangelio por medio de una revelación (Gal. 1:11-12). Esto es un buen recordatorio, para todos nosotros, porque de la misma manera que Pablo fue fiel en pasar a sus seguidores la verdad recibida por el Señor, de esa misma manera nosotros debemos ser fieles en pasar a las demás generaciones el mensaje que nos ha sido dejado. Es un mensaje al cual no podemos quitarle, ni ponerle. El evangelio es único; fue el mismo ayer y debe ser el mismo hoy, mañana y dentro de mil años. De hecho es llamado el evangelio eterno en Apocalipsis (Ap. 14:6) porque no es un mensaje que está supuesto a cambiar, ni durante este tiempo, ni cuando entremos en gloria.
Lev Shoméa. Con tecnología de Blogger.