SALMO 1: 1-2 "Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de es...

El justo y los pecadores

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SALMO 1: 1-2

"Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche".

El libro de los salmos es un hermoso jardín, un oasis que ha traído mucho bien a todos los sedientos peregrinos que transitan por el desierto de este mundo. Y no podría ser de otro modo, vea como comienza este maravilloso libro: "Bienaventurado" y la palabra en el original está en plural.
Al abrir el libro de los salmos la primera palabra que encontramos es "Bienaventurado", que fue la misma que empleó el Señor Jesucristo en el sermón del monte.
Cuando leemos este fascinante libro, encontramos tal multiplicidad de bendiciones, que nuestra alma no puede dejar de regocijarse ante la frescura de este manantial que vivifica nuestro espíritu, y nos eleva a las alturas de la santidad de Dios.
Sí, Dios desea derramar, colmar de bendiciones a los suyos, pero ese propósito divino puede ser frenado por nuestra naturaleza pecaminosa, pero el Señor en Su amor y misericordia, nos revela cuales son los impedimentos que pueden detener las lluvias de bendiciones que él desea enviarnos. Luego nos dice como pueden ser abiertas las ventanas de los cielos, para disfrutar de la abundancia de Su gracia que él desea entregarnos.
En el verso primero Dios nos muestra la decadencia en una pendiente, aunque leve en sus comienzos, su fin es igualmente trágico. Satanás nunca va a inducir inmediatamente al creyente a cometer un pecado abiertamente grosero.
El engañador es astuto, sabe que el cristiano lo rechazaría, pero en su sagacidad y perfidia comienza siempre con una leve insinuación al oído. Así lo hizo con Adán y Eva, tan eficaz fue su resultado, que ha mantenido la misma estrategia hasta nuestros días.
Dice el relato bíblico en Gn. 3 donde encontramos la radiografía del primer pecado, que la serpiente le habló a la mujer, y con gran astucia comenzó a recordarle lo que Dios le había dicho, para luego incluir algo muy breve, pero que Dios no había mencionado.
La serpiente dijo a la mujer "¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?". Parece muy similar a lo que Dios había dicho, pero no era exactamente igual.
Dios les dijo: "De todo árbol del huerto podrás comer, excepto de uno". Y cuando la mujer se detuvo para escuchar a Satanás, dio como resultado que ella misma añadiera algo a la Palabra que Dios no había dicho: (vr.3) "dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis".
Dios nunca había dicho que "ni le tocaren", pero éste fue el primer paso en la pendiente que les condujo al pecado. Luego en el verso 6 encontramos los resultados: "Y vio, y codició, y tomócomió,dio también a su marido".
Se ha dicho, y con mucho acierto, que el veneno para ratas contiene un 98% de alimento bueno y atractivo, y solo un 2% de veneno. Pero es ese 2% el que mata a sus víctimas.
Así también me asustan los cristianos que dicen haber escuchado mensajes de los sabatistas, mormones, católicos y otros, y que han encontrado mucho de bueno, porque también hablan de Dios. Tiemblo al pensar en el efecto mortal que les producirá ese 2% que mata.
En nuestro pasaje del Salmo 1: 1 el Señor nos advierte contra esa pendiente que conduce al precipicio que nos priva de las bendiciones y comunión con el verdadero Dios de la Biblia.
Dice:
- No anduvo en consejo de malos.
- Ni estuvo en camino de pecadores.
- Ni en silla de escarnecedores se ha sentado.
Primero: Escucha a los malos consejeros.
Segundo: Es llevado por ellos.
Y tercero: Termina sentándose y teniendo comunión con ellos.
Todo eso se produce por desobedecer o desatender la Palabra de Dios, para escuchar a los malos consejeros, que también puede ser nuestra propia naturaleza de pecado.
Un ejemplo bíblico lo encontramos en el apóstol Pedro. El Señor les había anunciado con mucha claridad que Su hora había llegado, y les añade: "Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta noche, porque escrito está: Heriré al pastor y las ovejas del rebaño serán dispersadas.
Respondiendo Pedro, le dijo: Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré. El Señor le dijo: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo, pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte, y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.
Él le dijo: Señor, dispuesto estoy a ir contigo no solo a la cárcel, sino también a la muerte, y él le dijo: Pedro, te digo que el gallo no cantará hoy antes que tú niegues tres veces que me conoces".
El Señor le reveló a Pedro lo que habría de suceder, pero en vez de humillarse e implorar por misericordia, Pedro dejó la palabra del Señor para escuchar el consejo de su propio "yo" y autosuficiencia.
Y los resultados descendentes fueron los mismos. Lc.22: 54 en adelante dice: "Y prendiéndole, le llevaron, y le condujeron a casa del sumo sacerdote. Y Pedro le seguía de lejos. Y habiendo ellos encendido fuego en medio del patio, se sentaron alrededor, y Pedro se sentó también entre ellos. Pero una criada, al verle sentado al fuego, se fijó en él, y dijo: También éste estaba con él. Pero él lo negó, diciendo: Mujer, no lo conozco. Un poco después, viéndolo otro, dijo: Tú también eres de ellos. Y Pedro dijo: Hombre, no lo soy. Y como una hora después, otro afirmaba, diciendo: Verdaderamente también éste estaba con él, porque es galileo. Y Pedro dijo: Hombre, no sé lo que dices. Y en seguida, mientras él todavía hablaba, el gallo cantó.
Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro, y Pedro se acordó de la palabra del Señor, que le había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces. Y Pedro, saliendo fuera, lloró amargamente".
Seguramente éste es uno de los episodios más tristes en la vida de Pedro. Primero rechazó la Palabra de Dios, para escuchar el consejo de su propio yo, allí comenzó su descenso que le llevó a la bancarrota espiritual.
Luego seguía al Señor de lejos ¿Acaso puede un cristiano seguir de lejos a su Señor sin sufrir las consecuencias? Pedro lo hizo, y siguió el camino de los enemigos de Dios, para posteriormente sentarse con ellos. ¿El resultado? Pedro lo negó. ¿Las consecuencias? Lloró amargamente.
El Señor nos advierte en Su Palabra y nos manda a no tener comunión con los inconversos.
2Cor. 6: 14 "No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?"
2Co 6:15 ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo?
2Co 6:16 ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.
2Co 6:17 Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor".
Hay quienes se creen más sabios que Dios e insisten en escuchar y compartir con los inconversos, los idólatras y con aquellos que enseñan doctrinas espurias, sin querer luego pagar las consecuencias de su propia falta.
Escuchan el consejo de su propia inteligencia y raciocinio humano, desatendiendo los que Dios ordena: "salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor".
Argumentan en su osadía y porfía: "yo prefiero quedarme donde estoy, pienso que puedo ser más útil para llevarlos a ellos a la verdad y sacarlos del error". Ese es un argumento pueril e insustancial para justificar su propia cobardía de tomar una decisión valiente y comprometida con lo que el Señor ha ordenado.
Muchos fieles creyentes en el transcurso de la historia de la iglesia sufrieron el mismo engaño de Satanás, creyeron con honestidad y sinceridad que ellos podían arreglar sus organizaciones desde adentro. Martín Lucero, Juan Calvino y muchos otros prefirieron en un principio confrontar al Señor antes que los credos y prácticas de sus organizaciones religiosas, para finalmente tener que doblegarse ante la ordenanza clara y contundente del Señor: "Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor".
Si Ud. cree en la Palabra del Señor y al mismo tiempo piensa que puede mantener una unión poligámica con aquellos que no siguen al mismo Dios que enseña la Biblia, sepa ciertamente que está en un error. ¿Desea obtener la bienaventuranza del Señor? No escuche el consejo de los malos, no camine con ellos, ni se siente con ellos.
El versículo dos del salmo uno nos muestra el lado positivo para alcanzar la bendición de Dios. "En la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche".
El vocablo ley aquí se utiliza en el sentido canónico, para hacer referencia a toda la revelación divina que disponían hasta ese tiempo en que se está escribiendo este salmo, para todos aquellos que estaban bajo el antiguo pacto.
El creyente que será bendecido por el Señor, será aquel que en la Palabra de Dios haya su delicia, y en ella medita de día y de noche.
Meditar es mucho más que leer, es fijarla en su mente y en su corazón, experimentando el sabor y el poder de la Palabra. Se somete con agrado a la dirección y ordenanzas de ella.
Esta bienaventuranza guarda relación con el salmo 112: 1 "Bienaventurado el hombre que teme a Jehová, y en sus mandamientos se deleita en gran manera". La Palabra del Señor, junto con el Espíritu Santo, es el único vínculo de comunión con Dios. ¿Cómo no habría de ser deleitosa para sus hijos su lectura y meditación?Por Jack Fleming
Ella nos purifica Ef. 6:26 "para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra". Nos guía Sl. 119: 105 "Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino". Es pura y santa, por eso el creyente la ama Sl.119: 40 "Sumamente pura es tu palabra, y la ama tu siervo".

Quiera el Señor mostrarnos cada día más lo agradable y beneficiosa que es Su Palabra, meditar y obedecer sus ordenanzas. Que así sea, Amén.

Por Jack Fleming


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