Creo que una de las preguntas que más frecuentemente se me dirige es: ¿Cómo puedo conocer la voluntad de Dios? En particular los c...

Conociendo la voluntad de Dios

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Creo que una de las preguntas que más frecuentemente se me dirige es: ¿Cómo puedo conocer la voluntad de Dios? En particular los cristianos jovenes. Cuando nos interesamos en estar entregados a la voluntad de Dios ¡parece que Él no siempre coopera con dejarnos saber claramente su voluntad! ¿No se siente así a veces? Pide consejo y dirección y aparentemente recibe poco. Sin embargo, si el deseo principal de Dios es que usted cumpla su voluntad, y si su primer deseo es cumplirla, no debe haber dificultades; si las hay, son las que usted ha creado.

La voluntad de Dios especifica para cada uno de nosotros puede hallarse dentro de su voluntad general para todo su pueblo. El Nuevo Testamento declara que hay cuatro cosas que son la voluntad de Dios para usted y para mí. Si obedecemos estas cuatro instrucciones generales, encontraremos su plan particular para cada uno de nosotros.

  1. Que seamos santificados:
    Pues la voluntad de Dios es vuestra santificación, que os apartéis de fornicación; que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor” (1a Tesalonicenses 4:3-4) Uno de los criterios para cumplir la voluntad de Dios es un cuerpo sexualmente limpio. Donde ha habido abuso y pecado en esta área en el pasado, es necesario que haya limpieza y perdón. Es interesante notar cuantas ocaciones de pecado mencionadas en la Biblia resultaron de pecado tanto como apetito sexual y quizá más. Muchas personas empezando con Eva en el jardin del Edén, se metieron en líos por causa de la comida. También fue la primera tentación con que el diablo tentó a Jesús, estando solo en el desierto. Un cuerpo santificado es necesario para hacer la voluntad de Dios. Pablo les insistía a los romanos que debían ofrecer sus cuerpos como sacrificio vivo para comprobar cuál era la voluntad de Dios (Romanos 12:1-2). La relación entre un cuerpo santificado y el gozo de la voluntad de Dios es muy clara. La vida de José sirve también de ejemplo para esto.
  2. Que seamos agradecidos:
    Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús” (1a Tesalonicenses 5:18) Este versículo no dice que debemos de dar gracias por todas las circunstancias , sino que debemos dar gracias en todas las circunstancia. Debemos mirar más allá de las circunstancias difíciles hasta comprendee la suficiencia y la soberania de Dios. Dios siempre es más grande que los problemas. Y su voluntad para nosotros es que jamás dejemos de reconocer que eso es cierto. Debemos estar continuamente agradecidos en Él por todo lo que es y todo lo que hace.
  3. Que seamos buenos:
    Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como superior, ya sea a los gobernadores, como por Él enviados...porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo el bien hagáis callar la ignorancia de hombres insensatos” (1a Pedro 2:12-15) Haciendo el bien el bien, aun en la presencia de la injusticia e insensatez, cumplimos la voluntad de Dios. La vida de José de nuevo constituye la evidencia de la certeza de esto. En la casa de Potifar, José trabajo con esmero. Cuando su amo “vio que Jehová estaba con él y que todo lo que hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano...le hizo mayordomo de su casa entregó en su poder todo lo que tenía” (Génesis 39:3-4). Después en la prisión, aunque estuvo alli por razones totalmente injustas, demostró tanta virtud tanta piedad que: “El jefe de la cárcel entregó en manos de José el cuidado de todos los presos que había en aquella prisión” (Génesis 39:22). Si no estamos dispuestos a vivir vidas santas en los lugares donde nos cueste hacerlo, nos empezaremos a salir de la voluntad de Dios.
  4. Que suframos:
    De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el bien” (1a Pedro 4:19). No es la voluntad de Dios mitigar todo sufrimiento, porque existen ocasiones cuando la voluntad de Dios es que padezcamos. Variará de persona a persona, pero cuando nos toca sufrir, la voluntad de Dios no es que lo hagamos de mala gana, sino que nos entreguemos a nuestro Creador.
Estas cuatro declaraciones son las cosas especificas que el Nuevo Testamento menciona como la voluntad de Dios para nosotros y no hay excepciones. Para descubrir la voluntad particular de Dios para nuestra vida, debemos estar viviendo dentro de las especificaciones de su voluntad general. Debemos ser santos. Debemos ser agradecidos. Debemos ser buenos. Debemos estar dispuestos a sufrir de buena gana. Es dentro de esta estructura que podemos descubrir la voluntad particular de Dios para nuestra vida. También es dentro de esta estructura que nuestra responsabilidad de hallar la voluntad de Dios encuentra sus límites. Permitame explicarlo. Las escrituras jamás nos mandan a pedirle a Dios que nos muestre su voluntad en nuestra vida personal. ¿Se ha fijado en esto? La voluntad de Dios es una promesa hecha a nosotros; nuestra parte es llenar las condiciones que permita que Dios cumpla su promesa. Salomón escribió “reconocelo en todos tus caminos y Él enderezará tus veredas” (Proverbios 3:6) No nos dice que debemos orar pidiendo dirección, sino que debemos reconocerlo a Él y como consecuencia, Él enderezará nuestras sendas. Esta es la responsabilidad de Dios, tanto como llevarnos al cielo. Es más, en el proceso de guiarnos Dios no está, de ninguna manera, obligado a explicarnos lo que está haciendo. Es cierto que le dio a José una pequeña visión de lo que venía mediante el sueño en que las gavillas de sus hermanos se inclinaban delante de la suya. Durante sus años en la prisión, seguramente pensaba mucho acerca de esto y creía que estaba destinado a se algo más que un convicto toda la vida. Cuando Dios le da una visión de su propósito para su vida, es para que cuando las cosas se ponen dificiles y parece que todo es imposible, puedas seguir creyendo. Dios querría a José en el palacio de Egipto y la única entrada era por la puerta trasera. Más bien, fue por la puerta de la mazmorra, y costó trece año de encarcelamiento para llevarlo a cabo. A Job, de manera muy distinta a José, Dios no le dio sueño alguno. Tampoco le fue permitido ver más allá de los años de terrible sufrimiento. Nos puede mostrar algunas cosas, pero también es posible que no sea así. Él no tiene ninguna obligación. Sin embargo, al despertar cada mañana, podemos volver al Señor Jesucristo con un sentido de anticipación agradecida porque el día está en sus manos, y que los propositos que Dios está desarrollando son buenos, perfetos y agradables. Puede ser que nos toque alguna tragedia como en el caso de Job, pero sea lo que sea, Dios lo sabe todo. Podrán ser cambiados nuestros planes o podremos terminar en alguna prisión extranjera, como le paso a José pero Dios tendrá un propósito. Podría ser que usted muriera en una cruz romana como el Señor Jesús que oró en las primeras horas de la madrugada: “Que no se haga como yo quiero, sino como Tú” Pero puede saber que si muriera hoy mismo, moriría exactamente en el momento preciso y en poco tiempo lo entendería todo, ¡absolutamente todo!

Es bueno saber que una actitud tan positiva y aventurada hacia la vida es parte de la experiencia normal de cada cristiano ¿verdad?. Cuando estamos dispuestos a presentar nuestras vidas a Jesucristo como totalmente entregadas a Él y aplicables a su servicio, mereceremos el derecho de ser llamados cristianos. Nosotros los cristianos si queremos “que este Hombre reíne sobre nosotros”. ¿Quiere usted lo mismo? ¿Vive todos los días sobre esta base?




Fragmento del libro Un cristiano de verdad de Charles Price


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