¿Alguna vez te llamaron intolerante por creer que alguien estaba equivocado en su manera de pensar o de actuar? Principalmente s...

El Evangelio y la Nueva Tolerancia

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¿Alguna vez te llamaron intolerante por creer que alguien estaba equivocado en su manera de pensar o de actuar? Principalmente sucede cuando nos referimos a una actividad moral de una persona, los cristianos podemos ser llamados intolerantes, muchas veces con razón, pero otras tantas debido a la “nueva tolerancia”.
Cuando un cristiano afirma que la Biblia es la única y verdadera Palabra de Dios (2 Timoteo 3:16-17), que Jesús es el único camino, la única verdad y la única vida (Juan 14:6), es muy probable que en este siglo se lo llame intolerante. Pero ¿Es esto cierto? ¿Nos volvimos los cristianos intolerantes al pensamiento secular?
Primero deberíamos definir que es la tolerancia. Según el diccionario, la tolerancia es:
  1. Acción y efecto de tolerar.
  2. Respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias.
De acuerdo con esta definición, la intolerancia dada por el hecho de no respetar las ideas, creencias o prácticas de una persona. Como cristianos, no debemos hacer nunca esto. Debemos respetar a todas las personas y a sus ideas. Nunca debemos tratar mal a alguien por pensar distinto que nosotros. Hay muchos cristianos que no están dando un buen ejemplo y no respetan a las diferentes opiniones de los demás y esto debe ser corregido. Pero es injusto llamar a todos los cristianos intolerantes. Debemos ser sinceros y reconocer que gran parte de los pensamientos seculares de hoy en día, surgieron justamente debido a que el pensamiento dominante, el cristiano, los respetó y los dejó crecer con libertad.
Entonces ¿Por qué se llama intolerantes a los cristianos? Es probable que esto se deba a la nueva corriente de pensamiento: El post-modernismo. Una de las banderas del post-modernismo es la relativización de toda la verdad. Para la mente post-moderna, la verdad absoluta no existe. Todo está basado en la percepción del mundo y en la experiencia individual. El principal objetivo del individuo es expresar esa individualidad de la forma que quiera, mientras esto no “interfiera” con las otras expresiones de individualidad.

El gran pecado del post-modernismo: La nueva intolerancia

Como en el mundo post-moderno la verdad absoluta no existe, una persona que vive creyendo en valores y creencias absolutas (como los cristianos) es mal vista. El post-modernismo obliga a los individuos a reconocer que no puede acceder a la verdad absoluta, por lo tanto, la persona no puede decir que la ha alcanzado. Las implicancias de este pensamiento son:
  1. No existe la verdad absoluta
  2. Las personas que viven de acuerdo a verdades absolutas son mal vistas
  3. Nadie puede decir que otra persona está equivocada en su forma de pensar, ya que esto es una violación del punto 1. Si la verdad absoluta no existe, no tengo fundamentos para decir que alguien está equivocado
Cuando una persona dice que otra está equivocada en su manera de actuar o pensar, la mente post-moderna reacciona mal. Toma tal acusación como una falta de respeto y un hecho de intolerancia. Fijémonos que en ningún momento hubo una agresión, sino que simplemente hubo un desacuerdo entre dos personas. Pero para un post-modernista, ese tipo de desacuerdo es una agresión. Para poder aplicar la definición de tolerancia que teníamos del diccionario de la RAE, es necesario que existan “creencias o prácticas diferentes o contrarias”.
¿Estamos siendo irrespetuosos al opinar que una persona está equivocada en sus creencias? ¿Estamos siendo intolerantes? De ninguna manera. Si estuviéramos de acuerdo en todo ¿Para qué queremos practicar la tolerancia? Es justamente porque no creemos lo mismo que debemos practicar la tolerancia.
Pero en este mundo post-moderno, hemos re-definido la tolerancia. Ahora debemos estar de acuerdo y aprobar las cosas que creemos que otras personas están haciendo mal, basados en la imposibilidad de conocer la verdad.

El evangelio y la nueva intolerancia

Imaginemos predicar el evangelio en un mundo donde la verdad es relativa y donde nadie puede afirmar haber accedido a la verdad absoluta. Este sería un mundo grandemente intolerante hacia el evangelio. A diferencia de otras religiones, el evangelio es un mensaje sobre sucesos históricos y las implicancias que estos tienen para el hombre, su condición ante Dios y la salvación de su alma. Para predicar el evangelio, necesariamente debemos mostrar a las personas que han transgredido la Ley moral de Dios, su Creador.
Lo irónico de la nueva tolerancia está en que la persona que dice practicarla, en realidad se ha convertido en un intolerante de las personas con convicciones absolutas.
Esta Ley es absoluta y se aplica a todos los seres humanos por igual y todos la hemos transgredido (Romanos 2:23). Esto ya nos traerá problemas, porque en este mundo relativista, no podemos andar por ahí diciéndole a la gente que es pecadora, porque lo que yo se acerca de Dios es mi percepción y no lo que Dios es en realidad. Muchos cristianos a esta altura abandonan todo intento de proclamación del evangelio. No debemos dejar que el pensamiento post-moderno nos intimide. Otro problema que presenta el evangelio es la “exclusividad de Cristo”. Creemos que sólo arrepintiéndonos y confiando sólo en Cristo vamos a ser salvos del juicio venidero. De aquí van a surgir preguntas del tipo de “¿Qué pasa con los buenos judíos, budistas, hinduistas? ¿Van a ir al infierno por no creer en Cristo?”. La Biblia es clara respecto a estos asuntos, nadie va al Padre, sino por medio de Jesús (Juan 14:6, 1 Tim. 2:5). Todo esto va a ser que los cristianos sean tratados como intolerantes. Pero ¿Quién está siendo verdaderamente intolerante? ¿El cristiano, que por un acto de compasión y amor por los que se pierden, va y predica lo que está convencido que es poder para salvar? ¿No es acaso más intolerante la persona que le dice al cristiano “No podes creer que estoy equivocado”? ¿No nos están sacando el derecho a no estar de acuerdo? Lo irónico de la nueva tolerancia está en que la persona que dice practicarla, en realidad se ha convertido en un intolerante de las personas con convicciones absolutas.

Los arenosos fundamentos del pensamiento relativista

Veamos cuales son los problemas del pensamiento relativista:
  1. Se basa en un axioma o verdad absoluta: El hecho de afirmar la premisa “no existe la verdad absoluta”, es una pretensión de verdad. Si uno afirma la premisa, es porque está totalmente seguro de que esa premisa es cierta y por lo tanto, ha hallado una verdad absoluta
  2. Vivimos cotidianamente afirmando premisas con pretensiones de verdad. Yo soy tal cosa, yo hice esto o lo otro, el compró otra cosa, etc..
  3. Todos nuestros modelos científicos están basados en axiomas o verdades absolutas y estas llevan a más conclusiones absolutas.
Imaginemos que la verdad absoluta ya no existe ¿Cómo es que tenemos en nuestro interior algo que nos dice que el asesinato, la violación, el engaño, la codicia, el abuso, son todas cosas malas? Si la verdad absoluta no existe, no podemos juzgar a nadie ya que todo lo que existen son “preferencias” y distintas “percepciones de la realidad”. No nos engañemos, nadie puede condenar a Hitler, sin reconocer que lo que lo considera absolutamente mal. Es más, el sólo hecho de decir que lo que Hitler hizo está bien, es condenado ¿Por qué? ¡Porque existe una verdad absoluta que nos dice que el holocausto judío fue un acto de gran maldad! Si la verdad absoluta no existiera, no podríamos afirmar nunca eso.

Conclusión

Hermanos, debemos entender que existe una conveniencia en creer que la verdad absoluta no existe. Nosotros sabemos que Dios es la fuente de la verdad y si Dios es la fuente de la verdad y todo lo que dice la Biblia es correcto, entonces los pecadores rebeldes estamos en graves problemas. Debemos arrepentirnos ya mismo y poner nuestra fe en el único que afirmó ser el camino, la verdad y la vida. El mundo no quiere creer en Cristo, la gente odia a Dios. Nosotros lo odiábamos cuando estábamos muertos en nuestros pecados. El pensamiento relativista del post-modernismo es una herramienta usada por el mismo diablo para cubrir el entendimiento de las personas (2Cor. 4.4).
Debemos saber que nuestra cultura va a ser cada vez más intolerante hacia nuestra forma de pensar y de vivir. Jesús lo dijo claramente: “Si fueran del mundo, el mundo los querría como a los suyos. Pero ustedes no son del mundo, sino que yo los he escogido de entre el mundo. Por eso el mundo los aborrece.” (Juan 15:19 NVI). Pero no tengamos temor, Jesús ha vencido al mundo.
Debemos proclamar el evangelio, sabiendo que no depende de nuestra habilidad, sino del poder del Espíritu Santo para convencer al pecador y hacerlo nacer de nuevo. Debemos estar atentos ante el pensamiento post-moderno y no dejar que sus argumentos nos logren convencer, sino llevar la disputa al hecho de la verdad absoluta o relativa. Cuando prediquemos, debemos urgir a las personas a que busquen la verdad. Debemos hacerles notar que si lo que decimos nosotros es cierto, su eternidad está en juego, por lo que les convendría asegurarse de que lo es o no lo es.
No tengamos miedo de ofender a la gente. El evangelio siempre fue ofensivo. Le dice a la gente que son unos pecadores
Debemos tener amor por los que se pierden. No sirve de nada que nos pongamos en una discusión acerca de quien está en lo correcto y quien no en lo que respecta al post-modernismo, etc.. Nosotros debemos predicar con amor. Debemos tratar de hacer entender el evangelio a la persona. Esto a veces nos llevará a mostrarle al relativista que su forma de pensar no es correcta. Y si la persona no está de acuerdo, mostrarle que no fue un intento por ofenderla, sino por compartir algo que es sumamente importante para nosotros, pero que respetamos su opinión.

Matias Salerno


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