¿Y ahora qué sigue? ¿Qué piensa Dios? ¿Por qué justo a mí? Estas preguntas vinieron a mi mente muchas veces, luego de caídas o simple...

Pequé, ¿Y ahora qué?

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¿Y ahora qué sigue? ¿Qué piensa Dios? ¿Por qué justo a mí?
Estas preguntas vinieron a mi mente muchas veces, luego de caídas o simplemente por darme cuenta de mi naturaleza pecadora. Espero que Dios traiga paz a tu vida por medio de mis palabras y que pueda restaurar tu corazón para que puedas seguir conociendo y profundizando tu relación personal con Él.
 ¿Por qué pecamos?
Simplemente nuestra naturaleza es pecaminosa, cuando Adán pecó, nos separó de Dios. Es decir que tendemos al pecado y a estar alejados de Dios, el hombre común se goza del pecado:
No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se han desviado, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Romanos 3:11-12
Ellos, aunque conocen el decreto de Dios que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también dan su aprobación a los que las practican. Romanos1:32

Te invito a leer todo el capítulo 1 de Romanos para que puedas entender el contexto de este versículo. Anteriormente Pablo, el autor de la carta a Romanos, les enumeraba algunos de los pecados en los cuales el mundo estaba, y en los que aun hoy ha caído.
Por lo tanto los únicos responsables de nuestro pecado somos nosotros mismos y debemos acarrear las consecuencias del mismo. Esto no quiere decir que Dios no nos ama más, sino que todos nuestros actos tienen consecuencias físicas. Por ejemplo, si yo estudio una carrera, en un futuro voy a poder recibirme de lo que me gusta y trabajar de eso. El pecado funciona de igual manera y cada uno tiene diferentes consecuencias. Si robo un banco, seguramente vaya preso por muchos años, en cambio, si le miento a un pariente sobre algo que pensamos que es menor, tal vez no tenga consecuencia alguna, pero esto no quita que sea pecado. Una de las consecuencias más graves de nuestro pecado es la perdida de comunión con Dios. Un claro ejemplo de esto es el rey David, cuando cometió adulterio y asesinato. Él ocultó su pecado hasta que el profeta Natán lo confrontó y finalmente confesó su pecado. Pueden leer la historia en 2 Samuel 12. Las consecuencias del pecado de David fueron graves. Esto es lo que escribió David en el momento que ocultó su pecado:
Mientras callé mi pecado, mi cuerpo se consumió, Con mi gemir durante todo el día. Porque día y noche Tu mano pesaba sobre mí; Mi vitalidad se desvanecía con el calor del verano. Salmos 32:3-4   

Estoy triste porque pequé y le fallé a Dios. ¿Por qué?
Si sentís tristeza por tus fallas, es una buena señal. Como vimos antes, el hombre se goza del pecado, se deleita en su naturaleza pecaminosa. Sin embargo, en una persona que ha nacido de nuevo, mora el Espíritu Santo; él es quien da convicción de pecado y genera esa tristeza para arrepentimiento. Leamos el siguiente pasaje:
Porque la tristeza que es conforme a la voluntad de Dios produce un arrepentimiento que conduce a la salvación, sin dejar pesar, pero la tristeza del mundo produce muerte. 2 Corintios 7:12
¿La tristeza conforme a la voluntad de Dios? ¿Quiere decir que Dios quiere que pequemos? De ninguna manera, si pecamos es por nuestra propia carnalidad y nuestra rebeldía. Leamos el siguiente pasaje.
Que nadie diga cuando es tentado: “Soy tentado por Dios.” Porque Dios no puede ser tentado por el mal y El mismo no tienta a nadie. Sino que cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su propia pasión. Santiago 1:13-14

¿Es posible dejar de pecar?
Es imposible dejar de pecar; por nuestra naturaleza, siempre vamos a fallar. Pero esto no quiere decir que tenemos pase libre a pecar. Todo lo contrario, nuestra tarea es la santificación, es acercarnos cada día a Dios, que nuestra vida se parezca cada vez más a la que vivió Jesús sobre la tierra y progresivamente dejar de pecar.
¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.  Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Romanos 6:1-6

¿Merecemos perdón?
No somos merecedores de perdón, nuestro destino es la muerte, es por eso que, al encontrar perdón en Jesucristo, nuestro agradecimiento es incontenible, es pura Gracia de parte de Dios. Porque no nace de nosotros sino de la voluntad de Dios, rescatarnos del pecado y darnos vida eterna.
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia. Efesios 1:3-7
Personalmente, al conocer todas estas cosas, al sentirme amado, al sentir que él vio mi corazón y lo limpió, que vio mis errores y me aceptó, así como soy, no me dan ganas de pecar y hacer lo que yo quiera. Lo único que quiero es agradarlo, vivir conforme a su palabra, agradecer la paz en cada tormenta y hablarle los demás de este fuego que quema en mi interior.

Arrepentimiento   
Sabemos que Jesús pagó el precio de nuestros pecados en aquella cruz, hoy es el momento de que vuelvas a acercarte a nuestro Papá. Él busca ese corazón arrepentido, dispuesto a cambiar y mejorar cada día para conocerlo más. ¡No rechacemos el sacrificio de Jesús por nosotros!
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 1 Juan1:9 
Ciertamente no hay pecado que Dios no perdone. Si hoy estas cargando con la culpa de tu pecado, si no podés encontrar perdón, esto dice nuestro Dios.
“Vengan a Mí, todos los que están cansados y cargados, y Yo los haré descansar.  Tomen Mi yugo sobre ustedes y aprendan de Mí, que Yo soy manso y humilde de corazón, y hallaran descanso para sus almas. Porque Mi yugo es fácil y Mi carga ligera.” Mateo 11:11:28-30

Estoy viviendo en pecado y no siento culpa de lo que estoy haciendo
Si este es tu caso actual, ruego a Dios para que pueda darte la convicción de tu pecado y puedas nacer de nuevo. Es el momento de pedirle a Dios que te conceda el nuevo nacimiento y vivir una vida llena de paz a su lado.

Matías Cardo



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